Meningo- und Myelomeningozele

Abstract
Durch Nachuntersuchungen an 103 Kindern mit Spaltbildungen des Gehirns und des Rückenmarkes soll die Prognose dieses Leidens näher bestimmt werden. Nur Kinder, die als Neugeborene in klinische Behandlung kamen, wurden berücksichtigt; es handelt sich also um ein unausgelesenes Beobachtungsgut. Von 71 Kindern mit Spaltbildungen des Rückens hatten 64 eine Myelomeningozele und 7 eine Meningozele. Am Ende des zweiten Lebensjahres waren nur noch 6 Kinder mit Myelomeningozele und 5 Kinder mit Meningozele am Leben. Die Prognose der Spaltbildungen wird durch die Hydrozephalusentstehung und (im ersten Halbjahr) durch die Meningitisgefährdung entscheidend geprägt. Entwickelt sich ein Hydrozephalus, so immer innerhalb der ersten 8 Lebenswochen. Von 51 Kindern mit Myelomeningozele, die diesen Zeitpunkt überlebten, hatten 39 einen Hydrozephalus. Bei 12 der 71 Kinder mit Spaltbildungen des Rückens war eine Operation vorgenommen worden; von diesen Kindern lebten 9. Aus grundsätzlichen, vor allem ethischen Erwägungen, dürfen u. E. Kinder mit Lähmungen nicht in jedem Fall von der Operation ausgeschlossen werden. Droht die Ruptur der Myelomeningozele, sollte sie sofort operativ entfernt werden; wenn dies nicht der Fall ist, sollte man abwarten. Unter Umständen ist ein bestehender oder sich entwickelnder Hydrozephalus durch Liquordrainage zuerst zu behandeln. Befriedigende Erfolge werden nur erzielt, wenn die modernen Methoden der Rehabilitation intensiv und systematisch herangezogen werden. Of a total of 103 children with myelomeningocoele or encephalocoele (84 cases) or meningocoele (19), 87 had been followed since the neonatal period: the findings in this last group form the basis of this report (73 with myelo- or encephalocoele; 14 with meningocoele). Only 6 of the children with a myelomeningocoele and 5 with a meningocoele survived to the end of the second year of life. Prognosis is decisively influenced by the presence of an hydrocephalus and, during the first 6 months of life, the danger of meningitis. If hydrocephalus developed, it did so within the first 8 weeks of life. Of 51 children surviving beyond 8 weeks, 39 had a hydrocephalus. In 12 of 71 children with vertebral defects an operation had been performed: only 9 survived to the age of two. — It is suggested that paralysis should not automatically lead to the rejection of surgical intervention. Immediate surgery is indicated in all cases where rupture of the myelomeningocoele threatens; otherwise operation should be delayed. In certain circumstances it may be best to treat an hydrocephalus first by c.s.f. drainage. Results are satisfactory only if intensive rehabilitation is practised. Meningocele y mielomeningocele: Cuadro clínico y evolución Basados en los resultados de las sucesivas exploraciones llevadas a cabo en 103 niños con malformaciones por falta de soldadura de las envolturas del cerebro o de la médula, los autores pretenden extraer conclusiones pronósticas, más ajustadas a la realidad, de esta afección. Se tuvo en cuenta solamente a niños que comenzaron a ser tratados ya de recién nacidos; se trata por consiguiente de un material no seleccionado. De 71 niños con deformidades al nivel de la médula tóracolumbosacra, 64 tenían un mielomeningocele y 7 un meningocele. Al final del segundo año todavía vivían 6 niños con mielomeningocele y 5 con meningocele. El pronóstico de estas deformidades viene determinado por la formación de un hidrocéfalo y — en el primer semestre — por el peligro de una meningitis. Si se desarrolla un hidrocéfalo, lo hace siempre dentro de las ocho primeras semanas de vida. De 51 niños con mielomeningocele que sobrepasaron esta fecha, 39 tenían un hidrocéfalo. En 12 de los 71 niños con malformaciones a nivel de la médula tóraco-lumbosacra se practicó una intervención quirúrgica; de estos niños vivían 9. Por consideraciones de tipo ético sobre todo, no deben excluirse sistemáticamente de la intervención quirúrgica los niños con parálisis. Si hay peligro de ruptura del mielomeningocele, debe llevarse a cabo la extirpación del mismo con carácter de urgencia; si no sucede así, debe esperarse. Si existe o se desarrolla un hidrocéfalo, debe tratarse primeramente mediante drenaje del líquido céfalo-raquídeo. Unicamente se obtienen resultados satisfactorios si se llevan a cabo de modo sistemático e intensivo los modernos métodos de rehabilitación.

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